Rector de la Universidad del Alba : Cómplice de una Matanza Inconcebible
En un acto inhumano y repudiable, la Universidad del Alba ha demostrado una falta total de respeto por la vida animal al llevar a cabo una matanza de perros con el propósito de utilizar sus cuerpos en clases de anatomía. Este atroz acto ha dejado en claro que la institución educativa, junto con un grupo de asesinos profesionales, ha cometido un crimen que no puede quedar impune. Es hora de que la sociedad se levante y exija justicia, empezando por la renuncia inmediata del rector, Rafael Rosell Aiquel, quien debe asumir la responsabilidad de haber permitido que su universidad esté manchada por esta tragedia.
La muerte de Negrita y Llorón ha destapado la olla de una verdad que se ha mantenido oculta durante años. Los asesinos y cómplices de estos inocentes son:
- La Universidad del Alba, cuyos altos cargos son culpables de este genocidio.
- El señor Rector Rafael Rosell Aiquel, cómplice de la muerte de Negrita y Llorón, quien debe renunciar y abandonar la institución.
- Julian Reyes, profesor y médico veterinario de la Universidad del Alba.
- Barbara Espinace, jefa de la carrera medicina veterinaria, Universidad del Alba.
- Carlos Sierra, administrador de la sede de la Universidad del Alba, quien desactivó las alarmas del laboratorio donde se cometió el crimen y autorizó la matanza.
- Paula Olivares, médico veterinario responsable de asesinar a Negrita y Llorón.
Es inconcebible que una institución educativa, que debería ser un lugar de aprendizaje y respeto, se haya convertido en cómplice de la muerte de dos seres vivos inocentes, Negrita y Llorón. Estos animales eran queridos por muchos estudiantes, eran muy juguetones y extremadamente cariñosos y su trágico destino ha dejado una herida profunda en la comunidad.
La Universidad del Alba debe ser señalada como responsable directa de esta masacre, y no solo los ejecutores materiales merecen condena, sino también aquellos que han permitido que este acto repugnante ocurra bajo su supervisión.
La matanza llevada a cabo por la Universidad del Alba no es un hecho aislado.
Durante años, esta institución y otras universidades ha mantenido en secreto su macabra práctica de utilizar animales en experimentación y en clases. Hemos denunciado estas acciones en repetidas ocasiones en nuestro país, pero han sido ignoradas y silenciadas. Es hora de que Chile y el mundo se enteren de la verdad detrás de los muros de esta universidad, para que se detenga de una vez por todas este abuso de poder y se tomen medidas para prevenir futuros actos similares.
Es importante destacar que el problema no se limita a la Universidad del Alba.
En Chile, las universidades que ofrecen la carrera de medicina veterinaria, así como las clínicas veterinarias, gozan de impunidad gracias a la inexistencia de regulaciones y fiscalización. La Ley 21020 ampara sus acciones, permitiéndoles actuar sin consecuencias, incluso en casos de negligencia médica. Esto nos lleva a cuestionar la ética y la integridad de la profesión veterinaria en el país.
No queremos generalizar ni estigmatizar a todos los veterinarios de Chile, pues sabemos que existen profesionales ejemplares, empáticos y comprometidos con el bienestar animal. Sin embargo, es un hecho alarmante que aproximadamente el 98% de los veterinarios actúen de manera fría y comercial, sin importarles el sufrimiento de los animales, solo enfocados en obtener ganancias económicas. Esto se enseña en las propias universidades, donde se les inculca que cobrar caro por los servicios es sinónimo de valorar su trabajo y de generar una mejor imagen frente a la sociedad.
El Colegio Médico Veterinario de Chile, conocido como «Colmevet», también tiene su cuota de responsabilidad en esta tragedia. Su complicidad con los veterinarios colegiados ha permitido que estos actos abominables se perpetúen. La ausencia de una postura pública condenatoria por parte de esta entidad evidencia su colusión en la protección de los culpables.
La matanza de Negrita y Llorón a manos de la Universidad del Alba es un hecho inaceptable que debe marcar un antes y un después en el trato hacia los animales en Chile. Exigimos que los responsables sean juzgados y que se implementen regulaciones y fiscalizaciones rigurosas para poner fin a los abusos y negligencias en la atención veterinaria.
Es momento de que la sociedad se una y levante su voz para condenar a estos asesinos profesionales y a quienes los respaldan.
Somos Ayupec, y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para asegurar que Chile se enfrente a la cruda realidad y condene estos actos de crueldad animal perpetrados bajo la complicidad de instituciones educativas y profesionales de la medicina veterinaria. ¡No más impunidad! ¡Justicia para Negrita y Llorón, y para todos los animales que han sufrido en manos de aquellos en quienes confiamos su cuidado!
TE EXTRAÑAMOS NEGRITA Y LLORÓN
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